Hacía mucho tiempo que no sabíamos nada de un sobrino. Hicimos multitud de gestiones, hablamos con muchas personas. Un día casualmente en internet encontré la vida de Dora, la leí, y me atrajo de tal manera que empecé a rezar encomendando la vuelta de mi sobrino. Al tercer día de la segunda novena, mi sobrino dio señales de vida y manifestó el deseo de vernos. Sin duda ninguna ha sido la intercesión de Dora.
M.C.