El Prelado, en Loreto: “Corredimir con Cristo, junto a María”

Loreto –lugar que custodia los restos de la Santa Casa- ha dedicado un Paseo a San Josemaría en el que se puede realizar el Via Crucis. El Prelado del Opus Dei acudió a su inauguración y relató algunos recuerdos.

El Prelado del Opus Dei, el Vicario general y el arzobispo de Loreto.

El Paseo san Josemaría nace en el párking a donde llegan los autobuses de peregrinos que acuden a rezar ante la Santa Casa (cada año, más de 4 millones de personas), muy cerca de la Basílica.

La subida hasta la entrada del templo describe siete curvas en las que se han colocado las catorce escenas de la Pasión, acompañadas de un breve texto extraído del Via Crucis de San Josemaría. Los presentes en la ceremonia de inauguración rezaron esta oración junto con el obispo de Loreto y el Prelado del Opus Dei.

Al final, mons. Javier Echevarría dijo estas palabras: “Al revivir el Via Crucis en el camino que hoy será dedicado a San Josemaría, pienso de nuevo que este santo ha sido elegido por Dios para recordar a tantas personas de todas las condiciones sociales que se han abierto los caminos divinos de la tierra”. “Cualquier situación humana noble, cualquier trabajo, profesión o estado de vida de una persona, puede ser camino de santidad, camino para ir al Cielo, lugar para encontrarse con Dios y servir a los hermanos y hermanas. Por eso a san Josemaría le gustaba mucho la palabra Camino (con la que tituló uno de sus primeros libros) y la palabra “calle” (decía que los cristianos deben ser santos en medio de la calle). Le gustaba asimismo contemplar a Cristo que pasa por los caminos del mundo haciendo el bien”. “¡Cuántas veces [San Josemaría] nos ha dicho que si queríamos ser cristianos coherentes, y por lo tanto apóstoles, debíamos encontrar la Cruz en nuestro camino! ¡A cuantas personas ha enseñado a amar y abrazar la Santa Cruz de Cristo como único camino hacia la Resurrección, Pentecostés y la gloria del Cielo!”

El Paseo San Josemaría, que sube al Santuario de Loreto.

Mons. Echevarría recordó que cuando acompañaba a San Josemaría a realizar esta devoción cristiana, el santo “llevaba escritas, en su pequeña agenda, las catorce estaciones del Via Crucis, de ese modo podía meditarlo con frecuencia, especialmente durante la Cuaresma”. “Recuerdo que un día mientras nos enseñaba con devoción y respeto una reliquia de la Cruz, nos habló durante un largo rato de la Pasión y la Muerte de Nuestro Señor. Nos decía: Nosotros amamos la Cruz, debemos amarla de modo sincero, porque donde está la Cruz, está Cristo con su Amor, con su presencia que todo lo llena”. “Nos animaba a conservar en la memoria, como si fuese una película, los momentos en los que se lleva a cabo la redención de la Humanidad, de forma que pudiésemos meternos en aquellas escenas, como un personaje más, para arrepentirnos de nuestras omisiones, para estar junto a Jesús, para amarlo, para sentir que Dios nos llama a corredimir con Cristo junto a María”.

Ya cerca del Santuario de Loreto, el Prelado habló de la Cruz y de la Madre de Cristo. Citando una frase de Santo Rosario, dijo que: El principio del camino, que tiene por final la completa locura por Jesús, es un confiado amor hacia María Santísima. En el camino del Via Crucis, la tradición siempre ha visto la presencia de María. Por esto me alegra especialmente que esta Via Crucis lleve al Santuario de la Santa Casa”.

En la homilía de la Misa que Mons. Javier Echevarría celebró en el Santuario, recordó la peregrinación que realizó en 1951 con el Fundador del Opus Dei, cuando el santo vino a confiar a la Virgen el futuro del Opus Dei, por entonces incierto: “Estaba absorto en la oración, sereno como un niño en los brazos de su madre”.

Numerosos vecinos de Loreto, devotos de San Josemaría y autoridades eclesiásticas realizaron el Via Crucis.

Y continuó el Prelado: “El Señor no sabe, no quiere, negar nada a quien se dirige a Él con humildad. Antes bien, está siempre atento a acoger nuestras peticiones. Pero no olvidemos que la oración es sincera cuando es humilde, cuando estamos dispuestos a aceptar y cumplir todo lo que Él quiere de nosotros”. “El Señor concede a los santos una gran humildad. Ellos se saben pecadores mientras llevan a cabo grandes obras en servicio de la Iglesia y de las almas. Muchas almas han aprendido de San Josemaría un apasionado amor a la Iglesia, aplicándolo a sus situaciones personales”.

Tras el Via Crucis, Mons. echevarría y Mons. Giovanni Tonucci rezaron ante la Virgen dentro de la Santa Casa, donde en 1951 San Josemaría celebró la Eucaristía.