"Mantenemos la esperanza en una decisión por parte de Sony"

Ofrecemos una entrevista al portavoz de la Oficina de Información del Opus Dei en Roma, publicada en 'El Mercurio', de Chile.

La prelatura se queja con amargura ante la actitud de la multinacional y señala que la respuesta ha sido simplemente una "amable indiferencia". El vocero en Roma, además, reconoce: "Como es natural, preferiríamos que el Opus Dei no fuera citado".

Si los niños han seguido con devoción durante años al aprendiz de mago a través de las aventuras de Harry Potter, los adultos también han podido tener su referente literario acompañando a los protagonistas de El código Da Vinci a esclarecer el supuesto secreto de amor entre Jesucristo y María Magdalena.

Pero antes de que las primeras imágenes aparezcan en los cines del mundo en mayo próximo, lejos de las boleterías se mantiene una soterrada confrontación entre dos gigantes: uno de la entretención, Sony Pictures, que no quiere modificar el film, y otra de la fe, la poderosa Opus Dei, que no quiere que aparezcan las negativas referencias que se hacen de ella y que suelen asociarla a un movimiento de fin y funcionamiento misteriosos.

Desde Roma, sede principal del movimiento, Manuel Sánchez, el portavoz de los seguidores de Escrivá de Balaguer, entrega la posición e inquietudes del Opus Dei ante el estreno de la película más polémica de 2006.

"Amable indiferencia" -Lo primero: ¿han tenido oportunidad de ver la película?

 -De la película sólo se conocen pocas imágenes, las del trailer de publicidad. Por tanto, no estamos pidiendo que se eliminen escenas de la película. Estamos ante un supuesto completamente ajeno a la censura. Defendemos la libertad de expresión, la que no consideramos incompatible con el respeto a las creencias. Mantenemos la esperanza en una decisión por parte Sony, que armonice libertad de expresión y respeto a las creencias de los católicos.

-¿Qué tipo de contacto han logrado mantener con Sony-Columbia? ¿Han tenido reuniones formales para tratar el tema o sólo han enviado cartas?

-Nos hubiera gustado reunirnos con Sony. Hemos enviado varias cartas exponiendo nuestro punto de vista y pidiendo un diálogo constructivo. Pero la respuesta ha sido solamente lo que podríamos llamar "amable indiferencia". Se han limitado a acusar recibo.

-¿Y cómo ha sido la recepción de Sony-Columbia a esa preocupación?

-La respuesta nos ha llegado indirectamente a través de los periódicos. En diciembre se publicó una entrevista al director, en la que confirmaba que la película seguiría a la novela. Últimamente he leído otras declaraciones de los portavoces de Sony, en las que afirman que "esta película no tiene nada que ver con la religión", y que "no desean ofender a nadie". Francamente, me resulta difícil no relacionar con la religión un argumento que habla de Jesús, los Evangelios, de Magdalena, la Última Cena, el Papa, los obispos, el Opus Dei.

-Se ha comentado que el Opus Dei en Estados Unidos solicitó que se eliminaran de la película todas las referencias que se hacían de la prelatura...

-Como es natural, preferiríamos que el Opus Dei no fuera citado. Pero lo que hemos solicitado desde el principio es que la película no sea ofensiva para los católicos en general. Que no criminalice a la Iglesia, que no pinte retratos odiosos... Las referencias al Opus Dei, aunque muy llamativas, son algo secundario.

-¿En los intentos por eliminar escenas de la película han participado sólo ustedes o autoridades del Vaticano también han ejercido lobby?

-Insisto en que no pretendemos eliminar escenas de una película que ni siquiera hemos visto. Tampoco queremos hacer lobby. Lo que estamos haciendo es expresar públicamente nuestro punto de vista, de modo pacífico y sereno. Respecto al Vaticano, ni me corresponde ni estoy en condiciones de responderle.

-Ustedes han planteado que la película ofrece una imagen deformada de la Iglesia Católica. ¿La deformación a la que se refieren es hacia la Iglesia Católica o al Opus Dei?

-La deformación principal afecta al Evangelio, a la figura de Cristo y a la Iglesia en su conjunto. Por ese motivo hemos pedido respeto a las creencias de los católicos en general. Con otras palabras: no nos quedaríamos satisfechos si solamente omitieran el nombre del Opus Dei.

-¿Qué pasaría si se sacaran las escenas que molestan a la Iglesia Católica? ¿Sería entonces una película digna de verse?

-Creo que, con creatividad, se pueden encontrar soluciones. Detrás de esta película hay unos profesionales de gran valía. Estoy seguro de que podrían hacer una película interesante, de acción e intriga, sin ofensas del todo innecesarias. Sería una gran contribución, un gesto simbólico de concordia, un gesto contagioso, que muchas personas aplaudirían en todo el mundo.

Fama prestada -Algunos plantean que la interpretación hecha en "El código Da Vinci" debe ser entendida como una expresión artística de diversidad, pese a que pueda herir a ciertas instituciones. ¿Ustedes no están de acuerdo?

-Esta es una cuestión importante y compleja. Si estuviésemos simplemente ante una obra de ficción, no habría problema: cualquier lector de la novela o espectador de la película sabría a qué atenerse. El problema es que en este caso se juega con la ambigüedad: se dice que la historia es en parte real y en parte inventada, pero no se sabe dónde termina la realidad y dónde empieza la imaginación. Y esto es desagradable cuando estamos hablando de crímenes, flagelaciones sangrientas o mentiras. Pongo un ejemplo. Imagine que una película revelase, siempre desde la diversidad como expresión artística, que Sony-Columbia es en realidad tapadera de unas actividades mafiosas y criminales, que usa el dinero de sus inversores con fines inconfesables. Imagine además que el guión mezclase hechos reales y hechos inventados, de modo confuso. No creo que se pueda invocar el cliché de que en la ficción todo vale.

-¿Por qué creen que se eligió al Opus Dei para aparecer como protagonistas de la confabulación que presenta el film?

-No tengo la menor idea. Quizá es porque ni el escritor ni el guionista conocen a nadie del Opus Dei "real". Han retratado a un fantasma inexistente.

-Ustedes han dicho que no llamarán a boicotear la película. ¿No harán entonces un llamado formal a los católicos a no verla?

-Somos completamente contrarios a los boicots y a las posturas agresivas. Pensamos que estamos ante un caso que ofrece la oportunidad de entablar un diálogo público, ya que no ha sido posible entablarlo en privado. Querríamos lo contrario a un boicot, querríamos un diálogo, en el que podamos también informar sobre la figura de Cristo y los Evangelios, sobre la realidad de la Iglesia Católica, sobre la realidad del Opus Dei.

-¿Es efectivo que el Opus Dei iniciará una importante campaña de difusión de su labor a fin de contrarrestar los efectos de imagen pública que puede tener en ustedes la exhibición del film?

-En realidad estamos ante una gran oportunidad de hablar sobre todo de Jesucristo y de la Iglesia Católica. Por lo que se refiere al Opus Dei, lo que estamos haciendo es responder a todas las peticiones de información que recibimos. Todo este revuelo está provocando que mucha gente quiera saber lo que el Opus Dei realmente es y hace. Desde la publicación del libro, sólo en Estados Unidos, más de un millón de personas se han puesto en contacto con nuestro website. Está resultando una especie de publicidad indirecta para nosotros. Pero insisto en que no hemos buscado esta situación.

-¿Por qué cree que una obra como "El código Da Vinci" logra tal nivel de éxito?

-El interés por la figura de Jesucristo explica en parte la difusión que ha tenido la novela. Si no fuera Jesucristo, no se habría despertado tanto interés. Una historia inventada acerca de un personaje muy famoso vive de la fama prestada. Quizá todo esto es una llamada de atención a los católicos, un modo un poco insólito de dejar claro que tenemos que hablar más de Cristo, conocer mejor el Evangelio y compartir la historia de la Iglesia. Mucha gente está buscando el sentido de la vida y de la muerte, mucha gente anhela un amor de verdad. Y los católicos tenemos al alcance de la mano la respuesta a ello: Cristo. Quizá todo esto nos ayuda a volver a lo esencial.

LA TRAMA: En pocas palabras

Antes de morir asesinado, Jacques Saunière, el último Gran Maestre de una sociedad secreta que se remonta más allá del origen de los Templarios -orden militar compuesta por monjes-soldados fundada en Jerusalén en el año 1119-, transmite a su nieta Sofía un misterioso mensaje en clave.

Saunière, al igual que todos los miembros de la sociedad secreta "Priorato de Sión" -entre los que aparecen nombres como Isaac Newton o Leonardo da Vinci- han custodiado durante siglos un secreto mayúsculo: que Jesús estuvo unido sentimentalmente con María Magdalena y que ella estaba embarazada cuando Él fue crucificado.

Los descendientes de aquella hija aún sobrevivirían y se mantendrían protegidos por el "Priorato".

Ahora Sofía con la ayuda de un experto en simbología, Robert Langdon, comienzan la búsqueda de ese oculto misterio, básicamente descifrando mensajes ocultos en los más famosos cuadros del genial pintor Leonardo da Vinci y en las paredes, bóvedas, esculturas y claustros de antiguas catedrales de Francia, Inglaterra y Escocia.

Paralelamente, el Opus Dei está dispuesto a emplear todos los medios para evitar que el verdadero secreto del Santo Grial salga a la luz. Su objetivo es enterrar la verdadera historia sobre la vida de Cristo y María Magdalena, de lo contrario, la base en la que se fundamenta la Iglesia Católica podría verse seriamente comprometida.

LA PELÍCULA:

Protagonistas y tip

Protagonistas del filme: Tom Hanks, Audrey Tautou ("Amélie"), Ian McKellen ("El señor de los anillos"), Paul Bettany ("Una mente brillante") y Alfred Molina ("Spiderman 2").

El villano: Silas, un monje albino Opus Dei, el que se encarga de hacer todo (asesinatos incluidos) con tal de que el secreto de la relación entre Jesús y María Magdalena se mantenga a salvo.

Sede del Opus Dei en Nueva York: el edificio de 42 millones de dólares ubicado en el centro de Manhattan es mostrado como el "cuartel general" de las intrigas.

Petición presidencial: Jacques Chirac, cuando le fueron a solicitar el uso del Museo del Louvre para la filmación, aprovechó de pedir a la producción del filme que hicieran una audición para el personaje principal a la mejor amiga de su hija. Fueron 30 las postulantes. La amiga de la hija del Presidente fue desechada.

Intento televisivo: el creador de la serie "24" hizo las primeras tratativas para que el libro sirviera de guión para la tercera temporada de la serie de Fox. El autor del libro, sin embargo, no tenía intención de que su texto fuera a la televisión.

Mona no: fue imposible conseguir permisos para usar el original de la Mona Lisa, por lo que hubo que recurrir a una copia.

Rezo protesta: durante las filmaciones en la catedral Lincoln, una mujer se instaló a rezar durante 12 horas como protesta por el contenido del filme.

Número de lectores del libro en el mundo: 25 millones.

Rodrigo Barría Reyes // El Mercurio (Chile)