Argentinos por el mundo: “Aprendí a querer a los demás como son”

Guillermo Boggione tiene 28 años, es numerario, rosarino, y vive en Lituania desde julio de 2002. Estudió administración de empresas en ese país (cuya universidad nacional tenía convenio con la UBA). Nos cuenta en esta entrevista sus impresiones.

¿Cuál es actualmente tu trabajo profesional?

Hasta mayo del año pasado, trabajaba en Kaunas, segunda ciudad del país, en el área comercial de una empresa distribuidora de insumos para imprentas flexográficas y serigráficas. Mi trabajo consistía en la compra y venta de varios productos. Desde mayo del 2010, trabajo en la Comisión Regional que impulsa el apostolado del Opus Dei en los países Bálticos (Estonia, Lituania y Letonia) y en Finlandia.

¿Qué centros del Opus Dei tienen en ese país?

Hay dos centros en la capital (Vilnius), y otro en Kaunas, segunda ciudad, que está a 100 km de distancia. También se realizan viajes a Klaipeda, que está junto al Mar Báltico. A esto hay que sumar otros tantos en los que se realiza labor apostólica con mujeres.

El primer centro de la Obra se abrió en el año 1994. Eran en total 5 las personas que comenzaron. Yo tuve la gran oportunidad, junto un madrileño que había vivido en Suecia, y un sacerdote catalán, de  abrir el centro en Kaunas, en el 2007. Fue todo un desafío.

¿Por qué poner el centro en Kaunas fue “todo un desafío”?

Aunque algunas cosas ya estaban organizadas, como el oratorio, la cocina y la sala de estudios,  fue una aventura ponerlo en funcionamiento: tuvimos que limpiar todo y ponerla en condiciones, a la vez  buscar trabajo y conocer la nueva ciudad. Un verano, con varios amigos, pintamos la cocina y los baños: fue una semana intensa con polvo y cosas por toda la casa. Luego, de a poco fui conociendo gente, les contaba de las actividades, les presentaba al sacerdote… En el fondo es el desafío y la aventura de lo nuevo: nueva ciudad, nueva casa, nuevos amigos, nuevo trabajo.

Sabemos que te gusta mucho el deporte, ¿cuál es el más típico de Lituania?

El deporte favorito en Lituania es el básquet. Y la selección de básquet es muy buena: salieron terceros en el último mundial en Turquía y ganaron el campeonato europeo en el 2002 (este año se organiza acá). Después del básquet, viene el fútbol.

Cada semana con mis amigos jugamos al básquet. Alquilamos la sala techada de deportes de un colegio. Cuando hace buen tiempo solemos jugar al aire libre. También participo en una liga amateur de fútbol. El campeonato empieza en la primavera, durante el verano se suspende y continúa durante el otoño: en invierno por la nieve no se puede jugar. Pero cuando la nieve se derrite, solemos dar vueltas en bicis por los parques de la ciudad o hacer alguna excursión a un lago o un bosque. 

¿Quiénes son tus amigos?

 La gran mayoría de mis amigos son de la universidad de Vilnius, con quienes empecé y terminé la carrera.  Estudiar codo a codo, hacer trabajos en grupo, etc., fortalece mucho la amistad. También tengo varios amigos del equipo de fútbol, amigos de amigos, amigos de la vida… y todos esos típicos tipos de amigos que todos nos vamos haciendo. Nos juntamos para almorzar o cenar, hacer deporte, tomar algo, ir al sauna, etc.

¿Cómo es exactamente lo del sauna?

"También significa saberme como un puente, para ayudar a mis amigos y a mucha gente a acercarse a Dios"

Es un baño a altas temperaturas mediante una estufa o chimenea cerrada con piedras encima, que mantienen el calor. Sirve para traspirar y liberar toxinas. Es muy típico en estos países, sobre todo en invierno, porque hace tanto frío que uno no transpira. La gente suele ir en traje de baño. Y después de estar unos 15 o 20 minutos se descansa tomando algo, se toma una ducha o te podes revolcar en la nieve o meterte en un lago helado, y volver al calor. Lo mejor es el rato de descanso cuando se charla entre la gente, en un ambiente muy distendido.

Cambiando de tema, ¿qué significa para vos ser del Opus Dei?

Para mí ser del Opus Dei significa todo: es la razón por la cual vivo,  estudié la carrera y trabajo en Lituania. También significa saberme como un puente, para ayudar a mis amigos y a mucha gente a acercarse a Dios.  

¿Qué aprendiste de los lituanos?

En Lituania se respeta mucho al otro. Por eso, aprendí a querer a los demás como son, a no interrumpir, y a saber esperar el momento oportuno. Son menos acelerados que nosotros los argentinos, por lo menos que los argentinos de Rosario y Buenos Aires, que son las ciudades en las que viví.

¿Qué de lo que aprendiste de Argentina te parece que te fue más útil en tu viaje a Lituania?

Creo que una de las cosas más importante es la apertura, la hospitalidad, preocuparse por los demás desinteresadamente, la generosidad y la alegría.