"Apretémonos en un abrazo fuerte, lleno de amor y servicio, en particular por los más necesitados”

El pasado 26 de junio, la Iglesia celebró la fiesta de san Josemaría. El Card. Mario Poli presidió una misa concelebrada en la Catedral de Buenos Aires. Al finalizar, Mons. Mariano Fazio, Vicario Regional del Opus Dei en Argentina, agradeció su presencia al Cardenal Poli y recordó el mensaje de san Josemaría para quien la santidad era estar profundamente enamorados de Dios "y por ese amor de Dios, enamorados de todos los hombres, puestos al servicio de todas las almas”. Transcribimos sus palabras.

En esta Eucaristía que, como saben, significa “acción de gracias”, debemos agradecer al Señor por los dones de su infinito amor en su Sagrado Corazón y también por el don que es, para la Iglesia Universal y para todos nosotros, san Josemaría. Pero también quiero agradecer de forma muy particular la presencia del Sr. Cardenal que ha querido presidir esta concelebración. Agradecer su cercanía, “un pastor con olor a oveja” como decía el cardenal Bergoglio aquí y que ahora tiene el púlpito universal. Muchas gracias Sr. Cardenal por haber querido acompañarnos, sé que nos acompaña también con sus oraciones, y nosotros hacemos el propósito, como lo hacemos además todos los días, es una realidad, de rezar por su persona, por todo lo que lleva en su cabeza y en el corazón.

Cada año tiene su particularidad, el año pasado evidentemente fue el año del papa Francisco, estar aquí reunidos en la Catedral nos trae inmediatamente a la memoria y al corazón la figura del Papa. También es un día para que recemos especialmente por su persona y sus intenciones recordando que la frase que tenía siempre a flor de labios y que sigue teniendo es “recen por mi”, “por favor rezá por mi” y a mí me decía “y hacé rezar por mi”, por lo cual cumplo el mandato del Papa: por favor, recen por el Papa Francisco.

Este año 2014 tiene para muchos de nosotros una particularidad, que va a ser la beatificación de don Álvaro del Portillo, el próximo 27 de septiembre, en Madrid. Me venía a la memoria una anécdota de don Álvaro con el Papa Pablo VI, que también será beatificado, el próximo 19 de octubre cuando se clausure el Sínodo de Obispos. En la primera audiencia que el futuro beato Pablo VI le otorgó al futuro beato Álvaro del Portillo una vez que sucedió a san Josemaría le dijo: “estoy convencido de que Monseñor Escrivá es una de las personas que más gracias ha recibido del Señor en la Iglesia contemporánea y que con más generosidad ha correspondido a esas gracias”. En otras palabras, dijo que era un gran santo. Seamos hijos fieles de este gran santo que estuvo hace 40 años en Argentina, que un día como hoy de 1974 dijo que se iría pero que volvería, dijo: “me iré pero volveré, y además me quedaré”. Lo tenemos entre nosotros, está intercediendo por nosotros en el Cielo y nos dejó muchas frases para nuestra oración, para nuestra meditación. Voy a leer solo dos porque me parece que nos pueden ayudar para el momento que estamos viviendo.

Nos decía san Josemaría: “¿Cómo podemos vivir si no estamos enamorados? Porque yo no lo entiendo. Yo vivo porque estoy enamorado. Si no, no sería vida esto.” La santidad es estar profundamente enamorados de Dios y por ese amor de Dios, enamorados de todos los hombres, puestos al servicio de todas las almas.

En el año 74 cuando nuestra patria estaba pasando por momentos difíciles, los de ahora también son momentos difíciles, los que hubo entre 1974 y el 2014 todos fueron difíciles, los que vendrán también serán difíciles, con lo cual pienso que es perfectamente aplicable lo que nos decía hace 40 años: “¡Quereos todos los argentinos! ¡Pasad por encima de pequeñeces; ya es hora de que os apretéis en un abrazo fuerte, fuerte! Nuestra Señora de Luján os bendecirá. Y esta nación será en el mundo una maravilla, y dará mucha felicidad a muchos hombres”. Estamos en un momento particular, el Mundial, y todos, los 40 millones estamos detrás de Messi muy unidos. ¡Fantástico! Pero sigamos después muy unidos, apretémonos en un abrazo fuerte, lleno de amor, lleno de perdón, lleno de reconciliación, lleno de servicio, en particular por los más necesitados.

Y terminamos como terminaba siempre san Josemaría, el 12 de junio visitó la Basílica de Nuestra Señora de Luján, y en un día como hoy, 26 de junio, dijo: “me quedaré a los pies de Santa María de Luján; ahí dejo mi corazón”. Ponemos en las manos de la Virgen la persona e intenciones de nuestro queridísimo Cardenal, lo que tenga ahora mismo en su corazón, al Papa Francisco, a toda la Iglesia y también las intenciones de cada uno de nosotros.